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La herejía es "lo que ha elegido". Desatado de los dogmas y de las autoridades exteriores, se compromete conscientemente con el camino espiritual que su corazón ha reconocido.
A semejanza de los esenios, los primeros cristianos gnósticos, los maniqueos, los bogomilos, los cátaros, eligieron el puro camino del cristianismo original, rechazando la religión de Roma, la que «posee y destroza».
El ejemplo excepcional de su fe inquebrantable, de su abnegación, de su amor por todos, de la pureza de su alma, fue tal que incluso sus verdugos se turbaron.
Ellos que eran santos y testigos del Cristo, que vivían según sus sabios preceptos, fueron martirizados por una iglesia que había desconocido la profundidad del mensaje de amor. Si todos sus textos fueron prácticamente destruidos o mutilados, sus fieles perseguidos, su memoria calumniada, su luminoso ejemplo ha dejado, sin embargo, en el alma de los hombres un fermento alquímico que los siglos no pueden borrar.
Al testimonio resplandeciente que daban de los puros valores del cristianismo interior: Bondad, Verdad y Justicia, le respondió la violencia de la religión exterior. |
Al inicio, se intentó que los «insumisos» entraran en razón por medio de prédicas, campañas de conversión, con el fin de llevarles al regazo de la iglesia; ¡sin éxito!
A continuación llegaron las amenazas más radicales, excomuniones, maldiciones, con el fin de aislar a los «culpables», suprimirlos de la vida comunitaria. ¡Siempre sin grandes resultados! La herejía se extendía en profundidad y, a menudo, era reconocida y «saludada» en el exterior.
¡Entonces se decidió usar el bastón! A las maldiciones y blasfemias le siguió la violencia, salvaje, irracional, satánica, contra el cuerpo de la Iglesia del Amor. Y finalmente, como último eslabón en esta cadena de horror, la Inquisición, fría y racional, intentó atacar al alma. ¡Pero el alma cátara, habiendo festejado ya su victoria sobre la muerte, su «renacimiento espiritual», estaba libre del cuerpo!
¿Por qué espíritu estaban poseídos, quienes se decían defensores del cristianismo, para haber podido cumplir, con sus prelados a la cabeza, esas infamias que les desacreditan para siempre? "¡Se conoce el árbol por sus frutos!". |
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