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Abrir y descifrar el libro |
Todo esto, Antonín Gadal lo sabía: por eso quería abrir de nuevo este libro, cerrado desde hacía siglos bajo las frías cenizas de las hogueras y la miseria de los calabozos de la inquisición. En una palabra, reconstituir una parte de la historia del sacerdocio cátaro.
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Su investigación se asemeja a una búsqueda “iniciática”. Sigue la huella de la verdad concerniente a los cátaros y discierne progresivamente los profundos lazos que les unían a la antigua fuente gnóstica del cristianismo. Él esperaba poder transmitir un día sus intuiciones a un colaborador.
En los años 1937-38, algunos ocultistas, anglo-germanos sobre todo, como Walter N. Birks, se interesaron en sus andaduras y se dirigieron a él. Gadal sabía, sin embargo, que el secreto de los cátaros, su “Tesoro”, no puede adquirirse sin esfuerzo personal, sin un proceso interior purificador, una “endura”. Allí donde muchos ocultistas o especuladores querían forzar la puerta del invisible secreto, Gadal escogía el otro camino: el de la paciencia, del despojamiento, de la abnegación y de la humildad.
“¡No es con fuego como se abre la puerta!”
Interiormente, “sabía” que debía abrirse. ¡Por esto su obra tiene tal amplitud de miras!
¿Qué había descubierto?
Los misterios cátaros, la elevada espiritualidad de los “bonshomes”, nace en las grutas del valle del Ariège.
La vía del Amor, del Bien y de la Verdad se había abierto paso una vez más.
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