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 El Sabartez es una comarca montañosa salpicada de grutas impresionantes, a cuyos pies fluye el río Ariège. Habitada desde la antigüedad por poblaciones celtas, íberas y visigodas, constituye un verdadero libro secreto de la historia. Desde Tarascón, guardiana de las altas cumbres del Sabartez, se veía a los perfectos cátaros recorrer sus caminos, en filas silenciosas.
Allí, en el corazón del Sabartez, nació Antonín Gadal en 1877. También allí vivieron sus padres.
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 A pocos pasos de su casa, vivía el historiador Adolphe Garrigou (1802-1897), un anciano a quien los habitantes de la región llamaban cariñosamente “el Patriarca del Sabartez”.
Era un historiador conocido en la comarca del Ariège de su tiempo. Hacia 1840, había comenzado a entregar sus “estudios históricos del país de Foix y Couserans”. Estaba firmemente convencido de que los relatos de Napoleón Peyrat, llamado del “Michelet del Mediodía”, se fundaban en hechos reales, olvidados por la historia oficial. Historiador y pastor protestante, Peyrat hizo sonar de alguna manera el “despertar cátaro”. Había publicado su “Historia de los albigenses”, inmensa epopeya caballeresca dedicada al martiriologio religioso y patriótico de los albigenses y a la crítica mordaz contra la tiranía y la opresión, particularmente las ejercidas por el clero romano.
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